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El desarrollo motor en contra de la gravedad


Durante el periodo gestacional, el bebé se encuentra

rodeado de líquido amniótico, por lo que la sensación que la gravedad provoca en el cuerpo es nula. El cuerpo se encuentra suspendido en un fluido, flotando en contra de la ley de la gravedad.



En este periodo los bebés tienen una gran evolución en los movimientos que realizan. Durante el segundo trimestre (cuando aún tienen espacio suficiente) los pequeños mueven sus piernas, giran, dan vueltas y maromas. Pero luego llega el tercer trimestre, todo está más apretado ahí adentro, por lo que esos giros intrépidos son en menor cantidad, pero la mamá lo siente más. Y así pasan las semanas, hasta que el bebé nace. Pero… ¡Oh, sorpresa! ¡El mundo exterior se siente completamente diferente!





La bendita gravedad

Después de que el bebé estuvo los últimos meses acurrucadito en el vientre de su mamá, la gravedad poco a poco lo empieza a jalar, por lo que un bebé que recién nacido permanece flexionadito, acurrucadito como hecho bolita, en el transcurso del primer mes “se embarra” en la cama, le cuesta trabajo dominar su línea media. Mantener su mirada centrada es trabajo para los músculos de su cuello y cuando hay un tono normal, lo empieza a dominar en unas cuantas semanas.



El bebé logra el dominio de la flexión en contra de la gravedad cuando está acostado boca arriba, logrando poco a poco actividades más complejas, Inicia por tocar pancita, tomarse ambas manos y llevarlas a la boca, posteriormente, realiza acciones que requieren mayor esfuerzo como tocarse las rodillas, los pies y llevar sus pies a la boca.




A la vez va desarrollando el dominio de la extensión desde la posición de boca abajo: desde recién nacido un bebé sano es capaz de sostener ligeramente la cabeza por encima del nivel de apoyo para liberar la vía aérea. Desde ese momento y conforme pasan las semanas (que se tornan en meses) va ganando la capacidad de ir elevando un poco más la cabeza, con apoyo cada vez mayor en codos, antebrazos y pelvis; cada vez menos en cara y parte alta del pecho. Lo recomendable es que inicie con más experiencias en esta posición cuando empiece a incrementar sus momentos despierto.



Una manera muy armoniosa de que el bebé vaya teniendo esa experiencia de extensión en contra de la gravedad es sobre el pecho de su mamá. Si se abraza al bebé de frente y la mamá se reclina hacia atrás, el bebé quedará “boca abajo” y será una posición más agradable y menos demandante que acostarlo directamente sobre el colchón.



Los momentos que pasa en brazos le ayudan a dominar ciertos grupos musculares que le ayudarán a vencer la gravedad, además que provee de un gran estímulo vestibular y propioceptivo.



Cuando el bebé está en brazos y tiene experiencias más verticales (en línea con el eje de la gravedad) es capaz de poco a poco ir controlando su cuello mucho más fácil que si estuviera acostado boca abajo (o boca arriba).


Además, la experiencia de ser llevado en brazos en distintas posiciones le da la facilidad de desarrollar reacciones de enderezamiento distintos (posterior, anterior, lateral) y promueve el verdadero control de cuello y tronco en contra de la gravedad.

El bebé tiene completo control en contra de la gravedad alrededor del año, cuando logra entrar y salir de todas las posiciones (acostado, sentado, posición de gateo, hincado, parado) sin ningún problema, ha adquirido variabilidad de movimiento y cada vez que cae logra levantarse y ajustar su postura nuevamente. De ahí lo que sigue es mejorar y perfeccionarlo todo J

 
 
 

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